Práctica de clase: títulos

martes, 20 de abril de 2010

120 veces detenida

Niña española de 14 años causa pánico

Nadia se ha convertido en el joven más buscada luego de ser detenida por la policía 120 veces en un solo año por hurto en los cajeros automáticos. El ser menor de edad ha permitido que la niña sea liberada el mismo día y que la justicia no sepa qué medidas tomar al respecto.


La cantante española habla sobre su vida

“Me ha costado bastante pasar de Rosariyo, la niña del papel cuché, a Rosario Flores, la artista”

Rosario logró lo que quería con 14 años: ser cantante como su madre. La hija de Lola Flores cuenta cómo pudo llegar a cumplir su sueño.


Rushdie en su defensa

“No hay nada más fácil que impedir que un libro nos ofenda. Basta con cerrarlo”

El escritor Salman Rushdie, años después de ser condenado a muerte, expone cómo su vida llegó a ese suceso y cuenta que recién ahora se ha visto Versos satánicos , su polémico libro, como lo que realmente es: una novela.

De un jardín hermoso a un aeropuerto odioso

martes, 13 de abril de 2010



Doce años. Esa es la edad que tenía Alejandro Milans cuando le dijeron que iba a abandonar su país para vivir en Alemania. La crisis del 2002 se sentía cada vez más, la gente perdía sus empleos, estaba preocupada y triste y no había dinero. El destino de este niño era irse a un país del primer mundo - en el cual él era ciudadano gracias a su madre- para probar suerte. Sus padres le dijeron que solo sería por un año o dos, pero él sabía que eso no era cierto.

Aprovechó todo el tiempo que pudo con sus amigos, no quería perderse ni un instante con ellos, así que grabó todo en su memoria como si fuera una filmadora. El tiempo pasó volando, entre risas y llanto llegó su último día en Uruguay. Cuando estaba terminando de preparar la valija, vio que entraba al cuarto su mejor amigo con lentes negros y cabeza gacha. Secándose las lágrimas le dio un rosario para que nunca lo olvidara. “Cuando lo mires piensa que estoy allí contigo cuidándote”, le dijo con voz quebrada. Un abrazo y lágrimas sellaron el pacto de no olvidarse nunca.

Dejaba toda una vida atrás, su país, familia, amigos y perra. Mientras iba al aeropuerto en lo único que podía pensar era en todo lo que había perdido y en lo difícil que sería su vida en un país extraño. No conocía a nadie allá, ni sus costumbres ni idioma. Se iba con su madre y hermano, su padre se quedaba para tratar de vender la casa y todas las cosas que no se iban a poder llevar. Antes de embarcar, su padre lo abrazó tan fuerte que Alejandro se estremeció y deseo que nunca lo soltara.

Al pisar tierra alemana se le paralizó el corazón. Ese monstruoso aeropuerto no se parecía nada al de su país. Quería tomarse el primer avión de vuelta y regresar a Uruguay con sus amigos. No podía creer que ayer estaba en un país tan pequeño con árboles, pasto, pájaros y playa donde se mire y ahora donde había miles de personas y de edificios.

Luego de unas semanas, comenzó las clases en un Colegio en Berlín. Fue su peor pesadilla, era un extraño, se veía, hablaba y actuaba diferente a los demás. Él venía de un país pequeño, inexistente para la mayoría del mundo, no sabía hablar alemán, y no tenía mucha plata así que no se vestía como los otros chicos. Sus compañeros lo discriminaban. De a poco fue aprendiendo el idioma, pero todavía le costaba así que no se sacaba buenas notas.

Todas las noches se acostaba y tardaba horas en dormirse, pensando en sus amigos. Le pedía a Dios con ojos llorosos volver con ellos.

Una consola, una computadora y un par de micrófonos

miércoles, 7 de abril de 2010


Es lo único que se necesita para hacer radio digital, según cuenta el estudiante de Comunicación Juan Pablo de Marco.

Esfuerzo y profesionalismo son los valores que guían la carrera de Juan Pablo y lo que hizo que, con tal solo 16 años, se lo nombrara subdirector de Frecuencia Celeste, una pequeña radio digital.

Sobre ruedas

martes, 6 de abril de 2010




Elisa Tuyaré, adolescente de 20 años, ha vivido en lo largo de su vida en dos lugares, entre el campo y la cuidad. Ha viajado 40 km por día, desde los cuatro años, para ir a estudiar.

¿Si pudieras elegir un momento o situación de tu vida que te haya marcado cuál sería?

El vivir tan lejos de donde estudiaba. Yo vivía y sigo haciéndolo, en Canelón Chico, una zona rural situada cerca de Las Piedras pero mis padres no quisieron mandarme a la escuela de allí, sino que me inscribieron en el Colegio Alemán de Montevideo. Eran 45 minutos de viaje en auto y cuando era una niña eso me mataba.

¿Cómo era tu relación con los demás niños del colegio?

Buena, no tuve problemas en hacer amigos, desde el primer día ya me hice mi grupo, pero lo que me dificultaba era hacer cosas extras fuera de clase, no podía ir a cumpleaños ni a la casa de mis amigas porque ya que mis padres tenían que hacer un largo viaje, los fines de semana trataban de descansar. Con los niños que vivían cerca de casa, a los cuales conocía del jardín, los comencé a ver menos hasta perder contacto completo. Ellos tenían otros horarios y yo pasaba poco tiempo en casa.

¿Tus padres trabajaban en Canelón Chico?

Mi madre sí, es médica y trabaja en la policlínica de la zona. Además, trabajaba en Progreso, Las Piedras y San Antonio. Mi padre, en cambio, trabajaba en Montevideo pero al tener un solo vehículo mi madre nos llevaba, a mis hermanos y a mí al Colegio y después se iba a trabajar.

¿Cuántos hermanos tenes?

Tengo tres hermanas y un hermano, yo soy la del medio. Siempre dicen que la del medio es la más traumada, espero que no sea mi caso. En el Alemán, éramos “famosos” por nuestra impuntualidad, era difícil para mi madre despertarnos a todos, por vivir tan lejos y por ser tantos. En ese colegio no era común una familia grande, así que nos pasábamos desapercibidos. En un principio si llegabas tarde no te dejaban entrar hasta que terminara esa clase, así que nos comimos largas esperas en el hall. Por suerte, más adelante lo cambiaron y solo ponían llegada tarde.

¿Cómo es tu relación con tus hermanos?

Muy buena, somos muy unidos. Mi madre nos crió con la idea de que todo es de todos. Lo que nos compraba, sea ropa, juguetes o lo que sea, teníamos que compartirlo a pesar de que se lo comprara a uno de nosotros específicamente. ¡Odiaba eso! Si me peleaba con alguna de mis hermanas y no le quería prestar algo, mi madre intervenía y me hacía dárselo.

Y si tenías que esperar ¿dónde lo hacías?

En jardinera en portería. Hasta el día de hoy José, el portero, me recuerda y siempre paso a saludarlo. José me ayudaba a hacer los deberes y siempre me hacía chistes. Por suerte no era la única que esperaba, mi actual mejor amiga, vivía en Paso Carrasco, así que esperábamos juntas, aunque en esa época yo la peleaba bastante y no nos llevábamos muy bien. Después, cuando pase a la escuela, había una sala de espera con juegos de caja, donde todos los niños que tenían que esperar a que los vinieran a buscar o a alguna actividad, debían aguardar ahí. Al crecer, todo mejoró porque ya me pude manejar yo sola.

Si tenías algún cumpleaños ¿no podías ir?

A algunos sí, pero el problema era que tenía que arreglar con alguna amiga, y se complicaba un poco cuando era chica.

¿Hoy en día como te sentís viviendo allí?

Lo veo de otra manera, me gusta vivir en Canelón Chico porque es tranquilo y el lugar es hermoso, pero todavía tengo problemas con el traslado. Dependo de un ómnibus que pasa cinco veces al día, cada tres horas. Después de las 20 y 30, ya no tengo más trasporte. Por supuesto que si un día me tengo que volver más tarde mis padres me van a buscar a Las Piedras, que está a 10 km de casa, y tiene más frecuencia de ómnibus. ¡Si tuviese un auto propio sería feliz!

¿Crees que te ha marcado para mal esta situación?

No, creo que me ha traído desventajas en algunos aspectos, como el perder tiempo esperando ómnibus, o llegar tarde a casa y levantarme más temprano que la mayoría de mis compañeros. Sin embargo, me ayudó en muchas otras cosas también. Mis amigas bromean con que soy una guía de ómnibus, porque siempre sé que línea hay que tomar para ir a determinado lugar. Además, al tener que depender de mis amigas para salir de noche o ir a cumpleaños me unió mucho más a ellas, sobre todo con una de ellas, Marisa, que era donde por lo general me quedaba. Pasaba fin de semanas enteros en su casa, y su hermano chico, que lo vi crecer dice que soy su hermana postiza. Creo fue una experiencia que me hizo crecer y me hizo la persona que soy hoy en día.

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